El sábado 30 de Mayo celebramos la Vigilia de Pentecostés. En esta ocasión su lema era Laicos cristianos: sal y luz del mundo.
El acto comenzó con una acogida en la Parroquia de San Juan; cantos; visionado de Luces y sombras de nuestro tiempo (en esta parte dos lectores Luz y Sombra leían mientras se proyectaban imágenes de nuestro tiempo y tras esto en un papel continuo dividido en Luces y Sombras fuimos colocando cada uno las nuestras en un post-it); canto; escucha de la Palabra (Hch 2,1); una persona aparece con el Cirio Pascual y danza con él; canto; rezo de un Salmo; procesión con velas encendidas con el cirio hasta la Parroquia de la Magdalena; escucha de la Palabra; testimonios de jóvenes; oración a coro; canto; recogida de unas bolsitas de sal en señal de que debemos ser Sal en nuestra vida; canto del Padre Nuestro y despedida.
Realmente fueron momentos de vivencias emotivas donde pudimos reflexionar sobre nuestra realidad y proponednos como meta llegar a ser Luz y Sal porque eso debe ser todo buen Cristiano: Luz para alumbrar al mundo y Sal para contagiar, salar a nuestros semejantes.
Desde aquí hacemos un llamamiento para futuras Vigilias.
